Body Shaper Para Mujer Body Para Mujer Body Sin Mangas —Absolutamente nadie la vio moverse. Tanto si se encontraba fuera, dando de comer a lospatos, tal y como si estaba dentro, mirando por la ventana, siempre y en todo momento estabainmóvil, era solo una figura pintada al óleo. Era todo muy raro —dijo miabuela—. Y lo más raro de todo era que, a medida que pasabanlos años, ella se iba realizando mayor en el cuadro. Al cabo de diez años, laniña se había transformado en una muchacha joven.
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—Naturralmente —ha dicho La Gran Bruja—. Se puede ponerr el día de hoy undesperrtadorr a las nueve y mañana sonarrá exactamente a esa horra. —¿De qué forma se atreve a decir eso en el momento en que su asqueroso hotel está lleno deratas? Es útil contar con diferentes tipos de cintas o pegamentos. Ten en cuenta que buscamos hacer una obra para niños.
Entendemos lo esencial que es que un niño desarrolle su imaginación. En ella afloran respuestas cognitivas propias de cada sujeto y esta es la columna vertebral de su futura personalidad. Los cuadros infantiles de bailarinas nos dejan climatizar el cuarto para nuestras niñas. —Uno de los cocineros me cortó la cola con un cuchillo de cocina —dije bajito—. Duele como un demonio. ¡Qué maravillas puede hacer un ratón!
—Abuela, no era una sola. ¡Están por doquier! ¡Están aquí, en el hotel, en este preciso momento! Ella se inclinó hacia delante y me miró fijamente.—¿No querrás decir… no me vas a decir de verdad… no querrás decirque están festejando su Congreso Anual aquí mismo en el hotel?
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Y la altura lo hacía doblementeemocionante. Mi abuela me había dicho que, si me caía, me rompería unapierna y cada vez que miraba abajo, me recorría un escalofrío por laespalda.Trabajé mucho, clavando el primer tablón del tejado. Luego, de súbito,por el rabillo del ojo, vi a una mujer que se encontraba de pie justo debajo de mí.Me miraba y sonreía de una manera extrañísimo. En el momento en que la mayoríade la multitud sonríe, sus labios se abren hacia los lados. Los de esta mujer seabrían hacia arriba y hacia abajo, enseñando todos y cada uno de los dientes de enfrente ylas encías. Las encías parecían carne cruda.Siempre es un choque conocer que te están observando cuando creesque andas solo.Y además, ¿qué hacía esta mujer en nuestro jardín?
¡Registra lahabitación! Salté fuera del calcetín y entré corriendo en el cuarto de La Enorme Bruja.Había el mismo olor rancio que yo había percibido en el Salón de Baile. Erael hedor de las brujas. Me recordaba al fragancia de los lavabos públicos decaballeros en las estaciones de ferrocarril. —Aun de esta forma, abuela —dije—, tenemos que impedirles que conviertan atodos los pequeños de Inglaterra en ratones.—No has terminado de contarme —ha dicho—. Dime qué le pasó a Bruno.¿De qué forma le cogieron?
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—Lo intentaré —ha dicho.Me levantó de la mesa y me puso en su regazo. Con mucha tiernicidad,empezó a acariciar la suave piel de mi lomo. Era una sensación agradablepara mí.—¿Qué es lo que deseas preguntarme, cariño? —dijo.—Lo que no comprendo es de qué manera Bruno y yo tenemos la posibilidad de proseguir hablando ypensando igual que antes.—Es muy sencillo —ha dicho mi abuela—. Lo único que hicieron esencogeros y poneros 4 patitas y una piel pilosa, pero no han podidotransformaros en un ratón 100 por cien.
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Quedaros calladitos yescondidos. Si tenéis que asomaros de vez en cuando, no sacad mucho más que elhocico.Su bolso era grande y voluminoso, de piel negra, Rosa-Lina-Lima.Federatedjournals.Com con un broche decarey. Nos cogió a Bruno y a mí y nos metió dentro.—No cerraré el broche —ha dicho—. Pero tened precaución de que no les vean.Yo no tenía intención de establecerme escondido. Memetí en un bolsillo del costado en el bolso, cerca del broche, y desde allípodía asomar la cabeza siempre y cuando quisiera.—Eh —dijo Bruno—. Deme el resto del plátano que estaba comiendo.—Oh, bueno —dijo mi abuela—. Lo que sea con tal de que te calles.Echó el plátano medio comido dentro del bolso, se colgó éste del brazoy salió de la habitación.
Prosigues siendo tú mismo en todomenos en el aspecto. Sigues teniendo tu cabeza, tu cerebro ytu propia voz, gracias a Dios.—Así que, en realidad, no soy un ratón corriente. Soy algo de este modo comouna persona-ratón. —¿De qué color eran los huevos?
